Molestia entre editores por la selección de libros para bibliotecas escolares

Contingencia

La literatura a veces puede incomodar a algunos, y en el país ha generado más de alguna polémica, desde un título hasta la confección de una lista. El año pasado, por ejemplo, las autoridades de la Escuela rural de Crucero, de Río Bueno, en la Región de Los Ríos, presentaron una queja ante el Ministerio de Educación. El motivo: el libro Caperucita se come al lobo, de la colombiana Pilar Quintana, fue considerado “inadecuado” para los alumnos. Incluso se le tachó de “pornográfico”. Todo terminó con el retiro de los 283 ejemplares del texto de las bibliotecas del CRA (Centro de Recursos para el Aprendizaje).

Compuesta por 10.788 bibliotecas en colegios particulares subvencionados y municipales de todo el país, tanto en educación básica y media, el CRA fue creado en 1993, y cada año, para actualizar y renovar sus estanterías, el Mineduc llama a una licitación pública de la que participan editoriales, librerías y distribuidoras. El presupuesto 2016 sería de $7.150 millones para la adquisición total; sin embargo solo fueron destinados $5.600 millones para la mayor compra de libros por parte del Estado.

Este año, las bibliotecas escolares CRA invirtieron $5.600 millones en lugar de los $7.150 disponibles. No hubo licitación pública.

Este año, al parecer, fue distinto. En primer lugar no se llamó a licitación, lo que significó seleccionar a partir de obras presentadas en años anteriores. De más de 1.000 títulos, solo 298 fueron seleccionados, y ya hay una lista publicada desde el pasado martes, cuyo criterio de selección ha suscitado molestias entre editores locales. Se cuestiona el valor educativo de gran parte de la selección, también la ausencia de autores chilenos.

“Foto, cocina, ilustraciones, diseño. Las personas que eligen los títulos han prestado poca atención a la producción literaria, en cualquiera de sus géneros, que se está generando en este país”, opina Alvaro Matus, editor de Hueders. “Tampoco veo títulos de autores claves para entender el siglo XX. Lo que sí veo es un sesgo conservador: todo bien con que se compre a Neruda y Mistral, pero, ¿qué pasa con Enrique Lihn, Jorge Teillier, Roberto Bolaño, Diamela Eltit, José Donoso o Germán Marín? Hablo de escritores consolidados que son reemplazados por cancioneros y manuales. Si queremos que la reforma educacional se traduzca en un mejoramiento de la calidad educativa, hay que volver a colocar a la poesía, a la narrativa y al ensayo en el centro del proceso de aprendizaje”, agrega. Por su parte, Matías Rivas, director de Ediciones UDP, señala: “Se baja el presupuesto de los libros cuando el gobierno dice que le interesa la calidad de la educación”.

Alejandra Arratia, coordinadora de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc, defiende la selección, si bien no explica por qué no se llamó a concurso: “Se trabajó con los equipos profesionales de Bibliotecas CRA, todos ellos parte de la Unidad de Currículum y Evaluación (UCE), de modo de favorecer la implementación curricular, especialmente en áreas que han recibido menos recursos educativos. Para 2017 se ha considerado un centro evaluador externo que apoyará la revisión de los recursos en cuanto a calidad y pertinencia para el contexto escolar”, señala. “Estamos en un periodo de transición. Este año se decidió recopilar títulos más apegados al currículum nacional”, agrega. Sin embargo, son pocos los autores y editoriales nacionales en la lista. Asoman Siútico, de Oscar Contardo; Integra, de Gonzalo Rojas; Desolación, de Gabriela Mistral; Cantos Folklóricos, de Violeta Parra, y 20 poemas al árbol…, de Pablo Neruda, entre otros.

Del otro lado, varios sellos internacionales escalan en la cuestionada lista. Una de ellas es Blume, con Así es… Dalí, Diseño gráfico, fundamentos y prácticas y La impresión como arte, entre otros títulos. También otras como Taschen (1000 Chairs) y Parragón (Historia de la Arquitectura), cuyos valores en promedio son de $20.000.

Además, se  cuestiona  que editorial y librería Contrapunto, distribuidora de estos libros, salió favorecida en esta partida. “Es complicado este proceso, muy estricto y siempre quedan heridos. Nosotros también salimos perjudicados este año”, afirma Ramón Alvarez, gerente comercial de Contrapunto. A su vez, algunos subrayan el vínculo de la librería con la esposa del ministro de Cultura Ernesto Ottone, María José Alvarez, quien trabaja en Contrapunto y es hija del dueño.

Ayer, en la embajada de México, mientras Ottone presentaba la próxima edición de la Feria del Libro de Santiago, señaló: “Es un tema que no manejo en lo absoluto. Esta decisión corresponde al Ministerio de Educación y no a Cultura”. Al preguntarle por la lista de la discordia, agregó: “No tengo nada que ver con Contrapunto, mi señora trabaja allí. Eso es. Nada más”.

“Suena feo, por lo menos embarazoso”, cree Arturo Infante, dueño de editorial Catalonia. Infante no tiene reparos: aunque este año ninguno de los libros de su catálogo fue seleccionado, en anteriores sí logró conseguirlo. “Este año no compraron nada nuevo. El problema es que los planes de educación van cambiando”, agrega.

Arratia del Mineduc prefiere calmar las aguas: “Este es el listado que se comprará, lo que no determina a qué proveedor ni la cantidad de unidades que se adquirirán por cada título, lo que, según los procedimientos establecidos por Mercado Público, dependerá de las ofertas recibidas”.

 

FUENTE: LA TERCERA

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